Mónica Sánchez-Robles. Luz interior. Color of emotions | Freijo Gallery Calle General Castaños, 7 Madrid | hasta el 16.07.16
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Mónica Sáchez-Robles; izquierda: Rocío (2016), derecha: Isabel (2016). RC sobre dibond y metacrilato © Marina Fertré |
«La interiorización de los sentimientos en un bosque
es una experiencia única,
Al salir de allí no paraba de pensar en flores,
y pensé en un pequeño jardín.
Así que elegí flores que me gustaban de distintos colores.
Les metí el complementario, las desnudé, les quité el color,
se quedaron como un cuerpo abstracto, las puse en negativo,
intenté hablar de sinestesias a través de ellas,
del paso del tiempo, de los ciclos vitales, de la energía de la vida
y les puse sonido, para que entre todas crearan una sinfonía,
aún siendo piezas independientes.
Una instalación como un jardín cambiante«.
Este poema de Mónica Sánchez Robles (Madrid, 1964) forma parte de la exposición Luz interior, que la Freijo Gallery presenta dentro del festival PHotoEspaña 2016. Una selección de doce obras -entre fotografía, vídeo e instalación-, que podrán contemplarse hasta el 16 de julio y que surgen como segunda parte de su proyecto Color of emotions. El punto de partida es un test, con el que comenzó a realizar su doctorado, albergado en la web www.colorofemotions.com en el que la artista relaciona los colores con las ocho emociones básicas (alegría, tristeza, amor, vergüenza, miedo, ira, asco y sorpresa). «Es la pieza interactiva de la exposición y cualquier visitante puede realizarlo de manera anónima. Los resultados van a un banco de datos que está en continuo funcionamiento. De este modo se puede analizar cómo sienten las personas el color y cuál asocian a cada una de las emociones» -explica Angustias Freijo, directora de la galería.
El test tiene un alcance global y los resultados obtenidos varían considerablemente en función del país. Uno de los factores más condicionantes es «la publicidad, que tiene un enorme poder sobre la percepción de los colores. Hay actividades que nos apetecen más o menos que otras en función del color que le asociemos», declara Mónica. La artista, además, utiliza sus resultados para trabajar con niños autistas o que sufren alguna discapacidad. «Me ha servido mucho a la hora de aplicarlo con los niños porque he podido conocer cuáles son las gamas de colores que les provocan alegría y las que más les motivan» -confiesa- «La gran ventaja de los niños es que tienen la mente libre, a diferencia de los adultos, que están condicionados por los códigos de colores que han ido asimilando inconscientemente a lo largo de su vida».
Y es que es mucho más complicado para un adulto deshacerse de todos los colores que albergan sus emociones y alcanzar la luz interior. Con este título, Mónica hace referencia a la experiencia del bosque cómo un proceso de interiorización del que surgen emociones convertidas en flores. «En una primera fase, la artista se interna en los bosques de Escocia a los que viaja para fotografiar el paisaje y donde tiene lugar la meditación«– revela Angustias. Así es como surgen, por un lado, sus tres fotografías en gran formato donde superpone un rostro en primer plano sobre la imagen del bosque y, por otro lado, sus piezas de neón Look, Feel, Calm y Light, que simbolizan las distintas etapas del camino que guía hacia la paz interior.
Toda una experiencia emocional que Mónica exterioriza a través del mundo de las flores. «Compró un total de diez Ipads reciclados en los que reproduce vídeos de flores. Cada pantalla muestra una imagen fija de una flor diferente sobre un fondo de color cambiante«, detalla Angustias. El hecho de que la flor permanezca inalterable se fundamenta en la idea de «que el alma no cambia a lo largo de la vida. Por el contrario, el color de fondo varía ya que es reflejo de cómo nos vemos según nuestro entorno» -expresa Mónica-«Hay a veces que estamos muy alegres e irradiamos vivos colores. También hay momentos en los que estamos tristes y prácticamente desaparecemos, por eso la pantalla queda cubierta con una nebulosa negra, pero en esencia somos lo mismo».
Sin embargo, lo más especial de esta instalación, a la que Mónica designa con nombres de mujeres de su familia, es sin duda el hilo sonoro de cada una de ellas. Todos juntos conforman una sinfonía que se escucha de fondo en la sala creando una atmósfera relajante. De estos vídeos la artista realiza capturas que dan lugar a tres modelos de fotografías con fondos en tonos brillantes. Todo un juego del color que alcanza el clímax en su pieza El observador. Un expositor de diapositivas de los años 50, que la artista encontró en El Rastro y restauró para representar el ascenso a la calma. «En las dos primeras filas de la base ha colocado fotos de su móvil personal; en las cinco siguientes, imágenes con líneas horizontales de colores degradados, que poco a poco se van diluyendo en una nebulosa de colores que conforma las diez últimas filas. A medida que se asciende, el color se vuelve cada vez más tenue hasta llegar al blanco, momento en el que se produce el encuentro con la luz espiritual», precisa Angustias. Todo un proceso de trabajo para alcanzar la armonía, que a Mónica le ilusiona especialmente compartir «porque tiene un alcance universal«.
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Mónica Sáchez-Robles, Test online © Marina Fertré |
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Mónica Sáchez-Robles; Isabel, Mariana, Lucía, Rocío, Rosario, Inés, Fátima, Aurora, Sonia, María (2016). Vídeo instalación en Ipad 4 © Marina Fertré |
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Mónica Sáchez-Robles, El Observador (2016). Expositor de diapositivas vintage, fluorescente LED interior y 340 imágenes Duratrans © Marina Fertré |
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Mónica Sáchez-Robles, Look (2016), Fell (2016), Calm (2016), Light (2016). Mini Led Neón Flex sobre plancha de acero© Marina Fertré |
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Mónica Sáchez-Robles; izquierda: Visiones II (2015), derecha: Visiones I (2015). RC sobre papel metalic© Marina Fertré |
Datos de interés:
Metro: Línea 4, 5 y 10. Alonso Martínez