Las galerías madrileñas opinan de Estampa

Sin título, obra de Pere Llobera en el stand de F2 Galería

«Estampa empezó en el otoño de 1993, bajo una carpa en El Retiro y de una manera muy precaria. Como realmente había muy pocas galerías especializadas en gráfica, allí se mezclaba de todo: talleres, artistas que montaban un stand, ayuntamientos…», recuerda la galerista Pilar Serra, que lleva participando en la feria prácticamente de manera ininterrumpida desde su tercer año. Y es que las primeras ediciones del evento poca similitud guardan con la celebración que este último año ha tenido lugar en la nave número 16 de Matadero Madrid, donde un total de 70 galerías (20 de ellas madrileñas) han recibido al público durante los días 23, 24 y 25 de septiembre. «La evolución ha sido lenta -continúa- pero actualmente es una feria con una línea coherente formada por galerías de buen nivel«, asegura.

Porque, antiguamente, «era más similar a un mercadillo. Había un poco de todo y la selección no era nada rigurosa«, afirma la galerista Blanca Berlín. Y es que Estampa dio sus primeros pasos centrada exclusivamente en la obra gráfica. De ahí su nombre. Sin embargo, en los últimos cuatro años el evento se ha depurado de manera vertiginosa, abriéndose cada vez más a nuevos soportes como la pintura, la escultura o la fotografía. Un cambio que, aunque haya creado cierta polémica entre algunos, goza de la aprobación mayoritaria de los asistentes. «La evolución era lógica. La feria tenía que abarcar un espectro más amplio de disciplinas artísticas», expresa Moisés Pérez de Albéniz, director de la galería homónima que acude a la feria desde sus inicios.  No obstante, advierte que le parece «necesaria la presencia de la gráfica en la feria, ya que es el germen que dio sentido a Estampa».

Una presencia que cuenta con su máxima representación en el stand de Ogami Press, espacio especializado en la edición y exposición de obra gráfica. Su director Juan Lara también está de acuerdo con el cambio de rumbo que ha tomado la feria: «Creo que el director José María de Francisco Guinea y todo el equipo organizador están haciendo una gran labor. No podemos hacer guetos referidos a técnicas concretas«. Él, mejor que nadie, sabe que esta especialización ya no tendría sentido porque «hoy en día no hay artistas que trabajen exclusivamente en gráfica. La inmensa mayoría son multidisciplinares y cuando deciden trabajar en gráfica es por el valor intrínseco que tiene la propia técnica«, aclara.

El objetivo principal que Estampa se propone al ofrecer un escenario artístico cada vez más heterogéneo, es el aumento exponencial de público. No sólo de profesionales del sector y coleccionistas, sino también de todo tipo de personas interesadas. En este sentido, Matadero es un Centro de Creación Contemporáneo muy potente que atrae a una enorme diversidad de gente de distintos ámbitos culturales. «Me ha interesado mucho conocer a nuevos coleccionistas pero también a las personas que habían venido a Matadero y sentían curiosidad por ver qué pasaba en la nave 16. Algunos era la primera vez que visitaban una feria de arte», comenta de su primera experiencia Lucía Mendoza, directora de la galería homónima. «Nuestra aspiración no es solo crear grandes colecciones sino desarrollar el interés por la cultura, tanto en los adultos como en los niños, para que puedan valorarla en un futuro. Es necesario enseñar a las nuevas generaciones cierta sensibilidad por el arte«.

Un hábito que no es fácil en los tiempos que corren y menos con el sistema educativo actual. No obstante, Estampa a fin de dar a conocer las obras y apoyar a las galerías participantes ha aunado un potente ecosistema de instituciones y colecciones privadas que premian y adquieren las piezas seleccionadas. De este modo, se otorgan: dos Premios de la Comunidad de Madrid; el Premio Casa Velázquez;  los cuatro de las colecciones DKV Seguros, Himalaya, Los Bragales y Navacerrada; el de la Basu Foundation y el Premio Nocapaper. Incluso la feria misma entrega en cada edición a dos artistas los Premios Estampa. Un reconocimiento que galerías como la Twin Gallery consideran como «una de las ventajas más importantes de la feria ya que supone la venta segura y una mayor visibilidad de las obras, además de promoción para los artistas», asegura su codirectora Cristina Fernández.

Una de las galerías madrileñas que se han llevado la alegría este 2016 ha sido F2. Enrique Tejerizo (director junto a Paloma González) cuenta que cuando llamó a Pere Llobera (artista ganador del Premio de la Comunidad de Madrid) el mismo día 23 para darle la buena noticia, éste le dijo en plan broma: <<¿Qué tal? ¿Ya has vendido todo?>> a lo que le respondió <<Tu pintura Sin título va a formar parte del CA2M (Centro de Arte Dos de Mayo), te han dado el primer premio>> <<¡Venga ya!>>, exclamó. Se lo tuvo que repetir varias veces porque «no se lo creía ya que aún no es muy conocido en España. Por eso queríamos mostrar su obra en la feria», explica.

Otra que también lo ha celebrado, y doblemente, ha sido la galería Pilar Serra. En su stand han resultado premiados dos artistas: Paula Anta (accésit de la Comunidad de Madrid) y José Manuel Ballester (Premio Viajes Himalaya). Pero, ¿qué ocurre cuando un artista se junta con dos becas residencia? Esto es lo que le ha pasado a Santiago Giralda, artista de la galería Moisés Pérez de Albéniz.  Y es que el madrileño fue becado hace unos meses con el programa residencia que ofrece la Real Academia de España en Roma y, en esta ocasión, ha sido premiado con la residencia en Calcuta (India) de la Basu Foundation.«Está muy contento, aunque está dándole vueltas para ver cómo se las apaña para hacer las dos», declara Moisés Pérez de Albéniz.

Los premios ayudan, pero no son el único estimulante. Galerías como Blanca Berlín sienten que han «acertado muchísimo y hemos vendido de casi todos. Desde las ‘doradas’ obras de Luis González Palma hasta piezas de clásicos como Isabel Muñoz. Incluso Michèle Maurin ha generado mucha expectación de cara a la exposición que tenemos preparada en enero, a pesar de ser la menos conocida en España», precisa la galerista. Quien también se siente orgulloso con su labor es Efraín Bernal y, más aún, al ver que «muchos expertos han apreciado el esfuerzo que hemos hecho por montar un stand con una selección de obras de artistas de tan alto nivel. Todos están en las mejores ferias del mundo», declara el director de Bernal Espacio, que ha expuesto fantásticas fotografías de Vivian Maier (la favorita del público general) junto a las de Francesca Woodman (la que más furor ha causado entre los entendidos). Además, su stand ha sido el único que ha contado con una vídeo-instalación, en este caso de Cristina Mejías, y con piezas de ‘solo para mostrar’ (al estar ya reservadas a una colección  internacional), como el set de dibujos de Antonio Suárez.

Otros galeristas han expresado también su satisfacción con el equipo de la feria. Es el caso de Juan Manuel Herrero, codirector de la recién fundada galería Herrero de Tejada «Le doy un 10 a la feria. Estoy contento hasta con José, el que nos ha montado los focos», confiesa. A pesar de que Estampa ha sido la primera experiencia de esta galería en una feria, varios profesionales les han felicitado por su gran montaje. «Montar un buen stand es pura intuición. Es cuestión de vibración», puntualiza. No obstante, si hay alguna galería que se diferencie en es sentido ha sido Rafael Pérez Hernando. Caracterizadas por sus vivos colores, las pequeñas figuras de madera de Laura Ramis se distribuían entre cajas perforadas a modo de juego de construcción. Una divertida instalación, que gozó de gran popularidad tanto entre los niños y como entre sus padres que les decían «Mirad, tenéis la suerte de estar en el único stand de toda la feria en el que podéis tocar las piezas«.

No obstante, todo acontecimiento viene acompañado de aspectos a mejorar. «Matadero, a pesar de disponer de una nave fantástica cuenta con el inconveniente de que pilla un poco a desmano del centro de la ciudad. Pero sobre todo, hay que resolver la falta de apacamiento. Los coleccionistas tienen que tener la posibilidad de venir en vehículo propio», expresa Blanca Berlín. Además, sería conveniente que el espacio contara con «una zona de descanso y una cafetería propia«, apunta Pilar Serra. Pero, sin lugar a dudas, el punto en el que todos coinciden es en el cambio de fecha. Los hay que opinan que debería celebrarse paralelamente a Apertura, como Lucía Mendoza, que afirma «que deben concentrarse todo tipo de eventos culturales para que los coleccionistas anoten la fecha en su calendario. Lo que no van a hacer, y más aún si son extranjeros, es venir a Madrid una vez al mes. Suerte si vienen dos veces al año y ya que se acercan, lo ideal es que puedan hacerse un plan que implique muchas actividades».

Una opinión que difiere de la de aquellos que opinan que «la fecha más acertada sería a primeros de noviembre, como era antes. En septiembre todavía hace mucho calor y se nota que, tras los gastos de las vacaciones de verano, el bolsillo no está fresco«, concreta Juan Lara. Un retraso de unos meses que daría protagonismo al evento a fin de convertirlo en «una  alternativa a ARCO, evitando que esta polarice en exceso la temporada. Creo que en Madrid se debe celebrar una feria en otoño que contenga todas las disciplinas» -señala Moisés Perez de Albéniz- «Aunque el número de galerías debe de mantenerse o incrementarse ligeramente. No tendría sentido organizar una feria como ARCO».

En cuanto a ventas, algunas como la Twin Gallery ya estaban de celebración el primer día al haber cubierto con creces sus expectativas. En cambio otras, a pesar de haber cubierto gastos son más críticas y añaden que echan de menos un poco más de riesgo a la hora de comprar. «El mercado sigue siendo conservador y no hay una apuesta real por los artistas más novedosos» -confiesa Juan Lara- «Al final, la obra que se vende es siempre la de los más consolidados, a pesar de que hay artistas jóvenes, como Javier Pividal, con propuestas muy potentes y que gustan mucho. Aunque claro, la inestabilidad política también influye». Una excesiva prudencia que también ha comprobado de primera mano Moisés Pérez de Albéniz. «Hay coleccionistas que ven la obra y les gusta, pero no la compran a pesar de haber comprado en otras ocasiones». Y es que no tener gobierno deja a la gente en un stand by, que perjudica mucho al sector. Aunque como añade Juan Lara: «Tampoco son tiempos de hacerse de oro. Lo importante es tener lo suficiente para continuar y poder invertir en nuevos proyectos».

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Obra premiada de Pere Llobera en el stand de F2 Galería © Marina Fertré
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Obra premiada de Paula Anta en el stand de la galería Pilar Serra © Marina Fertré
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Obra de Isabel Muñoz (izq.) y Michèle Maurin (der.) en el stand de Blanca Berlín © Marina Fertré
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Obra premiada de Santiago Giralda en el stand de Moisés Pérez de Albéniz © Marina Fertré
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Obras de Alberto Corazón (izq.) y Muriel Moreau (der.) en el stand de Ogami Press © Marina Fertré
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Vista del stand de la galería Lucía Mendoza © Marina Fertré
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Piezas de Manuel Franquelo Giner en el stand de la Twin Gallery © Marina Fertré
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Vídeo-instalación de Cristina Mejías en el stand de Bernal Espacio © Marina Fertré
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Pieza de Jesús Zurita en stand de la galería Herrero de Tejada © Marina Fertré
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Piezas de Laura Ramis en el stand de la galería Rafael Pérez Hernando © Marina Fertré