Entrevista a Blanca Berlín por el X aniversario de la galería

Blanca Berlín

La galerista Blanca Berlín celebra el X aniversario como directora del espacio homónimo, inaugurando para la ocasión la exposición titulada Desperté de ser niño, nunca despiertes… Una cuidada selección de imágenes realizadas por, como ella misma define, «cinco monstruos de la fotografía española»: Cristóbal Hara (Madrid, 1946), Eugeni Forcano (Canet de Mar, 1926), Gabriel Cualladó (Massanassa, 1925 – Madrid, 2003), Nicolás Muller (Orosháza, 1913 – Llanes, 2000) y Ramón Masats (Caldes de Montbui, 1931).

En tan solo diez años, Blanca Berlín se ha convertido en una de las galerías fotográficas de referencia en nuestro país, lo cual «no ha sido tarea fácil y, menos aún, en este tiempo de crisis», confiesa. A fin de conocer con más detalle su trayectoria y su opinión sobre determinadas cuestiones del mundo de la fotografía, EXPOARTEMADRID se reúne con la galerista (socióloga de formación y, anteriormente, fotógrafa de profesión) en su espacio ubicado en el número 28 de la Calle Limón, en pleno corazón del Entorno Conde Duque.

EXPOARTEMADRID: Desde tu experiencia como fotógrafa en el mundo editorial, ¿cómo crees que ha afectado la revolución digital a la profesión?
Blanca Berlín: Muy negativamente. En las redacciones ya no prima contratar a un fotógrafo profesional, se suelen conformar con las imágenes que pueda hacer el periodista. No tienen la misma calidad, pero sin duda es mucho más económico. Me dediqué a la fotografía de viajes publicando en diversos medios especializados hasta que el sector comenzó a precarizarse en exceso. Empezaron a pagar considerablemente menos y cada vez más tarde.

EAM: ¿Fue entonces cuándo decidiste dar un giro en tu carrera?
BB:
Fue entonces cuando supe que tenía que reciclarme, pero sin dejar de lado mi vocación fotográfica. Me apasiona profundamente. Así que un día tomé la gran decisión de abrir una galería. En aquel momento, fue muy atrevido por mi parte porque no tenía ni idea de cómo funcionaba el mercado del arte.

EAM: Además, fundaste una galería especializada exclusivamente en fotografía, ¿fueron complicados los inicios?
BB:
Sí. De hecho, hace diez años era prácticamente la única de España que contaba con tal especialización. Además, la fotografía en nuestro país no tenía la aceptación que actualmente posee como pieza artística. Fue una apuesta difícil, como también lo han sido estos diez años de crisis, pero hemos ido evolucionando a base de trabajar con seriedad y rigor. Así es como poco a poco se fueron acercando los coleccionistas. Algunos jóvenes empezaron conmigo y ahora tienen una amplia variedad de piezas muy interesantes.

EAM: Ante esta vorágine de imágenes que visualizamos a diario, ¿crees que los coleccionistas valoran cada vez más la fotografía analógica?
BB: Sin duda. La fotografía analógica tiene ese punto de imperfección que la hace sumamente especial. Son fotos únicas, aunque tengan ediciones. Uno de los aspectos que más valora el coleccionista es que el producto sea lo más exclusivo posible. Por ejemplo, en nuestra próxima colectiva titulada Ros (1918-2017), Alberto Ros, uno de los tres artistas participantes, consigue sus fotografías mediante colodión húmedo. Este es uno de los procedimientos fotográficos más antiguos que existen, por lo que resulta enormemente atractivo para el coleccionista. Yo también colecciono (sonríe). En cambio, la fotografía digital tiende a una perfección que a veces resulta excesivamente artificial y menos auténtica. Eso no quiere decir que no haya grandes fotógrafos digitales. De hecho, trabajo con varios en mi galería.

EAM: En la actualidad representas a 24 artistas, colaboras con otros 27 y gestionas 5 legados fotográficos pero, ¿con quién empezaste a trabajar?
BB: Con Ramón Masats, del cual soy una gran admiradora. Contacté con él a través de mi amigo Publio López Mondéjar, historiador de la fotografía. Desde el principio tuve claro que quería inaugurar haciendo un homenaje a la fotografía española y, para mí, uno de los representantes más significativos de nuestro país era Masats. Además, no estaba representado por ninguna galería, lo cual fue toda una sorpresa. Y es que no ha sido hasta hace poco cuando ha empezado a ser habitual que en España los fotógrafos trabajen para exponer, en vez de para el mundo editorial. Masats, Cualladó, Català Roca… todos ellos hacían reportajes para revistas y medios especializados.

EAM: ¿Cuándo comenzó a concebirse la fotografía como producto artístico?
BB: En países como Estados Unidos, Francia, Inglaterra o Alemania esta disciplina cuenta ya con una considerable tradición dentro del mercado del arte. En España, la fotografía comenzó a estar en el punto de mira internacional gracias a PHotoEspaña. Aunque todavía falta mucho por hacer. Los organismos privados y sobre todo las instituciones culturales, deben velar por posicionar nuestra fotografía en el panorama artístico internacional para que la trayectoria de nuestros artistas sea equiparable a la de los extranjeros. En España hay extraordinarios fotógrafos y es una pena que su obra no sea tan conocida fuera como debería.

EAM: Blanca Berlín representa a ocho Premios Nacionales de Fotografía, dos de los cuales han sido galardonados en estos dos últimos años: Castro Prieto (2015) e Isabel Muñoz (2016). ¿Cómo habéis recibido esta noticia en la galería?
BB: Con mucha alegría en ambos casos ya que, además, son grandes amigos. Al final, una de las mayores ventajas de ser directora de una galería es conocer a gente tan excepcional como estos dos fotógrafos. En el caso de Isabel, la verdad es que no me podía explicar cómo no lo había recibido ya. Es una artista que cuenta con una sólida trayectoria, también a nivel internacional, y que ha recibido varios premios de renombre. No obstante, ha sido una gran satisfacción ver cómo por fin se ha reconocido su éxito. Sin duda, ambos se merecían ser ganadores del reconocimiento más prestigioso de nuestro país.

EAM: También hay varios Premios Nacionales en vuestra actual exposición con la que además de conmemorar el X aniversario nos trasladáis a otra época, concretamente, entre los años 30 y 90, ¿por qué?
BB:
Para celebrar estos diez años quería realizar una exposición en la que los protagonistas fuesen los niños. Sabía que tenía muy buenos fondos con esta temática y quería mostrarlos. Son imágenes tomadas por «cinco monstruos de la fotografía española»: Masats, Hara, Forcano, Cualladó y Muller. Además, está selección tiene la peculiaridad de que no se podría realizar con fotos tomadas recientemente, ya que hoy no está permitido legalmente sacar a los niños con el rostro al descubierto.

EAM: El título de esta exposición Desperté de ser niño, nunca despiertes tiene una connotación nostálgica, en cambio la realidad que retratan las fotografías no es tan idílica, ¿es el título también un reflejo de ello?
BB:
Claro. Desperté de ser niño, nunca despiertes son versos del poema Nanas de la cebolla que Miguel Hernández le escribió a su hijo cuando estaba en la celda. A pesar de ser una historia dramática, en sus palabras le transmite la idea de un futuro lleno de esperanza, pese a que él no la tenía. Y es que, es verdaderamente importante intentar mantener esa alegría e inocencia en el mundo infantil, porque después la vida es complicada. En esta exposición tenemos fotografías duras, por ejemplo, ¿Cómo entender la muerte tan temprano? (1963) de Forcano, donde aparece un niño rezando en la tumba de su padre. Pero también hay imágenes más alegres como Fifi (1960) de Cualladó. Hemos querido recoger momentos de la infancia de todo tipo: tristes, divertidos, irónicos.

EAM: Es curioso porque al mirar estas imágenes, esos niños no se me parecen a los de ahora, ¿tienes la misma sensación?
BB:
La mayoría de estas fotos recogen una época de España donde existía mucha más pobreza. Además, los niños se entretenían de una manera totalmente distinta. Ahora están delante de la televisión, el ordenador, el móvil o la tablet. Ya no juegan en la calle, que es el escenario por excelencia de estas fotografías. Por ejemplo, la escena de Pasión por la lectura (1962), inmortalizada por Forcano, donde aparecen niñas sentadas en hilera leyendo tebeos sería impensable hoy en día. En su lugar ven multitud de imágenes o leen en pantallas. Otro ejemplo es la imagen Madrid (1959) de Masats donde los niños juegan al corro con el cura. Actualmente, ¿cuántos juegan al corro con los maestros en el recreo? En este sentido la exposición puede concebirse como una revisión de lo que fueron nuestros padres o abuelos.

EAM: Todas las fotografías son en blanco y negro, ¿sientes más debilidad por este tipo de imágenes que por las de color?
BB:
Es cierto que las imágenes en blanco y negro tienen un poder de abstracción que permite concentrar la mirada. Es como si, de repente, desapareciera todo el ruido. En cambio, en las imágenes a color esto es muy difícil. Contienen mucha más información y es muy complicado focalizar un aspecto concreto. Pero no, no me gusta más el blanco y negro que el color, ni tampoco más la fotografía antigua que la contemporánea. Aunque sí he de confesar que siento debilidad por la copia analógica. Por ese punto de imperfección que tiene.

EAM: En cuanto al público, ¿viene gente a visitar las exposiciones?
BB:
Sí, esta en concreto está teniendo muy buena acogida. Siempre hemos intentado que nuestra galería sea un espacio de puertas abiertas. De hecho cuando alguien se acerca a la entrada, las puertas se abren automáticamente. Las diseñamos intencionadamente de esta manera para que la gente se sintiera invitada a entrar. Muchos creen que solo pueden pasar si van a comprar, lo cual es totalmente incorrecto. Además de las ventas, es fundamental para nosotros que el público vea la exposición y poder explicársela. Considero que tenemos ese compromiso cultural, a pesar de que no recibamos ningún tipo de subvención. Pero es fundamental ofrecer una buena atención y fomentar el interés para que puedan surgir nuevos coleccionistas.

EAM: ¿Cuáles son tus planes para este 2017?
BB:
Tenemos ya varias exposiciones en marcha: La siguiente es Ros (1918-2017), después una muestra de Jaime Compairé y en PHotoEspaña tendremos al fotógrafo coreano Han Sungpil. Además, he comisariado un par de exposiciones fuera. Una es Platea, un encargo de Acción Cultural Española, que trata sobre el cine visto a través de las imágenes de 40 fotógrafos españoles. Ya se ha expuesto en 10 sedes. La próxima será Medina del Campo coincidiendo con el festival de cine y después Matadero Madrid. La otra exposición es Women & Women, diseñada en 2010 para la embajada española en Washington durante la presidencia de España en la Comunidad Europea. Fue un encargo con el que querían mostrar una España vanguardista y para ello seleccioné trabajos de cinco fotógrafas: Isabel Muñoz, Soledad Córdoba, Ouka Leele, Beatriz Romero y Gabriela Grech. Desde entonces ha itinerado por las distintas sedes del Instituto Cervantes en EE.UU, Italia, Marruecos y próximamente en Túnez. También tenemos pendiente las ferias: Just Mad, Photo London… Cada año solemos participar en cuatro, al menos dos de ellas internacionales.

EAM: Para finalizar, ¿has conseguido tus expectativas tras estos diez años?
BB:
Nunca consigues todo lo que te propones. Aunque para mí es un orgullo poder dirigir una galería de la que podamos vivir varias personas y trabajar con artistas de prestigio, tanto consolidados como emergentes, que han depositado una gran confianza en este espacio. Especialmente gracias a ellos, a nuestros coleccionistas y al trabajo en equipo, este proyecto está funcionando y, lo que es más importante, se va consolidando un poco más cada año.

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Eugeni Forcano, ¿Cómo entender la muerte tan temprano? (1963) © Cortesía Blanca Berlín
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Vista de la exposición Desperté de ser niño, nunca despiertes en Blanca Berlín © Marina Fertré
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Gabriel Cualladó, Fifi (1960) © Cortesía Blanca Berlín
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Eugeni Forcano, Pasión por la lectura (1962) © Cortesía Blanca Berlín
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Ramón Masats, Madrid (1959) © Marina Fertré