Contemplar la exposición Razón y naturaleza de Luis Canelo (Moraleja, 1942) es como gravitar al mismo tiempo alrededor de las distintas escalas que conforman nuestra inmediata concepción del espacio. Las composiciones que el artista cacereño presenta en la galería Álvaro Alcázar, parecen representar las distintas morfologías de los elementos de la naturaleza haciendo uso de tres tipos de planos claramente diferenciados: el aéreo, el humano y el microscópico.
A lo largo de cada una de las trece obras que conforman esta selección que permanecerá expuesta hasta el 3 de abril, Canelo pone a prueba nuestra capacidad de observación con su ágil pincelada. La sensación que transmite el pintor (además de Catedrático de Filosofía y licenciado en Ciencias de la Educación) es la de ser capaz de transitar sin esfuerzo entre los distintos micromundos que parecen habitar en cada una de sus piezas. Todas ellas realizadas con vivos tonos de acrílico que deposita de forma estudiada y meticulosa sobre las tablas de madera.
La variación de escala también está presente en las distintas dimensiones de las piezas que integran la muestra. Unos formatos que oscilan desde los 60 x 50 cm de las más pequeños hasta los 180 x 360 cm del tríptico, la obra de mayor tamaño. No obstante, en todas ellas Canelo saca a la luz los tres campos de actuación, haciendo uso de una estética que combina elementos orgánicos y geométricos. De este modo, estructuras celulares, de las que define con detalle su película envolvente, parecen alojarse en un tetris de líneas rectas; contornos, en su mayoría cuadriláteros; y fondos, que evocan singulares oreografías.
Un compendio de formas simples que el artista personaliza con múltiples texturas y que remiten a densidades inspiradas en los distintos estados de la materia. Podrán apreciarse consistencias sólidas, líquidas y gaseosas, que el artista reproduce mediante la controlada aplicación del color. Una amplia paleta caracterizada por el contraste y la esencia naíf de sus enérgicos tonos amarillos, rojos, azules y verdes, que jugarán un papel fundamental en la interpretación de los estímulos que originan nuestra percepción visual.




