El número 5 de la calle Doménico Scarlatti palpita a ritmo de arte. Los dos locales que lo comparten apenas ocupan diez metros de fachada, pero en sus interiores exponen más de treinta obras por cabeza. Hasta el 6 de abril colaboraran juntos Emotion ArtGallery, galería especializada en arte emergente, y The Art Room, nueva sala de exposiciones abierta desde el 23 de marzo, que comparte espacio con el estudio del pintor Miguel de María (Madrid, 1949). El objetivo: dar visibilidad a la producción artística de De María a través de la inauguración de una retrospectiva en Emotion ArtGallery y un extenso showroom en The Art Room, el espacio que le representa.
Tras haber estado desde los diecisiete años inmerso a tiempo completo en el frenético mundo de la publicidad, De María tiene dedicación plena en una disciplina que «desde siempre fue una necesidad. He pintado durante toda mi vida. Estaba deseando tener un rato libre los fines de semana para ponerme a pintar», declara. Una vocación que cultivó de manera autodidacta entre las paredes de su casa, hasta que hace cinco años se retiró de su actividad como creativo publicitario y montó su propio estudio.«Llevo cuatro años y medio pintando a diario con rigurosa disciplina mañana y tarde».
En su trabajo De María huye de los convencionalismos. Cultiva en el lienzo (o sobre la tabla) la técnica del assemblage, estableciendo relaciones entre los distintos materiales y objetos que lo conforman, como sacos de tela y prendas de ropa. Sus composiciones tridimensionales le permiten «recrear una realidad palpable que deja rienda suelta a la imaginación». Pero el verdadero énfasis de cada pieza radica en las distintas texturas de los elementos que utiliza «arpillera, telas, madera y materiales de derribo que han sido desechados y que recupero para incorporarlos a mis obras».
Si bien es cierto que aunque la mayoría de sus creaciones cumplen la descripción anterior, en el último año y medio, De María ha apostado por una línea de corte geométrico que formará también parte de su futura producción. Una estética, a priori radicalmente opuesta, si no fuera porque este tipo de composiciones (la mayoría originadas a partir de formas triangulares) las construye igualmente con un relieve de diferentes texturas. «Cuando llevas varios años haciendo un tipo de pintura el cuerpo te pide cambiar, aunque mantenga mi tendencia hacia lo corpóreo. Me fascina la agresividad de los objetos que se salen del lienzo. Son un exponente constante en toda mi trayectoria«.
A lo largo del recorrido expositivo podrá contemplarse una selección de cuadros realizados entre los años 1994 y 2017. Todos ellos, los geométricos pintados siguiendo un proceso «metódico y meticuloso» y el resto de un modo más «fresco y espontáneo», presentan una estudiada combinación de colores. «En algunas composiciones todos los tonos que la forman son muy vivos, pero en otras se produce un verdadero contraste: una gama muy apagada de repente estalla en un punto del cuadro con un color saturado y brillante». Unas combinaciones vibrantes que son la esencia de las muestras expuestas en Emotion ArtGallery y The Art Room, donde se da por primera vez a conocer el hacer plástico entusiasta de De María «enfrentarte a un lienzo en blanco conlleva inicialmente un desasosiego, pero durante el transcurso, éste acaba por convertirse en una gran ilusión».





