Tensión y suspense se apoderan de los dos espacios de la galería Cayón en la calle Blanca de Navarra. Y es que los cuerpos geométricos que componen las esculturas de Herminio (La Caridad, Asturias, 1942) parecen levitar a pesar de su considerable tamaño y manifiesta solidez. Entre las paredes de ambas salas se exponen hasta el 10 de julio, más de una decena de obras que consolidan la tercera exposición individual del artista en la galería. Si en 2010, la muestra tuvo por título Ingravidez y, en 2014, Sucesiones rojas / Sucesiones blancas, este año, se ha hecho uso de su nombre a secas: Herminio.

La selección recopila los dos últimos años de trabajo del artista, que continua apostando por la depurada línea que, desde sus inicios, ha definido su producción: un modo de crear marcado por delicados diseños geométricos y un profundo conocimiento de las leyes que regulan los campos magnéticos. Porque, si los distintos volúmenes que conforman cada pieza son capaces de mantener el equilibrio en posiciones imposibles (a veces, sin tener siquiera contacto directo), es debido a su atracción magnética. Un estado de suspensión en el que entran en juego diversos materiales: aluminio, varillas de metal, madera, hilos y espejos.

Herminio combina los distintos elementos dando lugar a composiciones marcadas por una estética de corte suprematista, fruto de la acertada combinación de los colores básicos (en esta ocasión, sólo el rojo) y los no colores (blanco y negro), con las formas geométricas elementales, especialmente, el cuadrado y el círculo. En este campo, destaca especialmente la obra R17 (2016), que se encuentra en el espacio Blanca de Navarra 7: un cuerpo circular de madera lacada en blanco, delante de cuyo centro gravita un paralelogramo rectangular rojo al son del sutil ritmo, que parecen percutir las dos varillas metálicas colocadas en posiciones diametralmente opuestas.

Además, podrán encontrarse en esta sala, aquellas obras en las que Herminio hace especial uso del espejo, colocado tanto en planos verticales, como horizontales e inclinados. Esta selección de obras tiene la propiedad de apropiarse del espacio que se refleja en ellas y de todo aquel espectador curioso que se acerque a admirarlas. A todas las piezas les acompaña, además, el color blanco de la madera lacada, al contrario, que en el local Blanca de Navarra 9, donde encontramos las piezas de aluminio lacadas en negro. La sala está reservada en su totalidad a la exposición de tres piezas que, al igual que el resto de la muestra, sorprenden poderosamente por el hipnótico y misterioso equilibrio que, en secreto, genera ‘el poder magnético’.