Caos y orden conviven paradójicamente en las obras de Hustling and Shuffling, la primera exposición individual que F2 Galería le dedica a la artista danesa Katja Angeli. Como ya se pudo observar en Cosmic Morsel (colectiva que tuvo lugar en este mismo espacio junto a Andrea Zucchini y David Cyrus Smith), sus composiciones parecen obedecer a las reglas de un juego de ambivalencias figurativas y abstractas. En una primera lectura, sus formas resultan familiares, pero cuando el espectador intenta ahondar en su compresión, toma conciencia de que no es poseedor del código que las descifra.
Es por ello, que cuanto más se miran las piezas de Angeli, más intriga desprenden y mayor misterio suscitan. Como se puede comprobar al admirar las 15 obras que la galería expone hasta el 22 de julio, su estilo se resiste a cualquier etiqueta. Si bien es cierto, que en esta selección que reúne los últimos trabajos de Angeli, todos ellos realizados en 2017, la artista continúa manteniéndose fiel a su universo surrealista de corte carnavalesco.
Y es que sus obras están impregnadas de un marcado carácter lúdico, no solo en su resultado final, sino desde los inicios de su proceso de creación. Inspirándose en referentes de distintas disciplinas culturales, como la propia historia del arte, la arquitectura, la música o la literatura (en esta ocasión, en la erótica Historia del Ojo de Georges Bataille), Angeli construye a base de papel japonés (y madera, en el caso de las dos instalaciones) la totalidad de sus composiciones. Sobre un fondo blanco, la artista dispone con destreza, recortes de dibujos que elabora de manera digital, e imprime a posteriori.
Se trata, pues, de una serie de collages que llaman poderosamente la atención, por la armonía con la que Angeli superpone las distintas capas y por su capacidad para otorgarles un grácil dinamismo. De este modo, la nebulosa de figuras parece estar en constante movimiento, resaltando sobre un papel que tiene fuerza y expresividad por sí mismo. De hecho, al observar las piezas a corta distancia se puede distinguir como la finura de su gramaje seduce con sus transparencias, sus marcas y dobleces, enfatizando el lado más artesanal de cada pieza.
En sus instalaciones, la artista conserva la misma estética, aunque en este caso, están formadas por distintas piezas que, en vez de superpuestas, interactúan a cierta distancia. A pesar de que para su diseño cambia el material, preserva la materia prima, realizando impresiones de pigmentos sobre conglomerados de madera. Cabe mencionar que estas obras son las más esbeltas, desprendiendo sus estructuras cierta reminiscencia totémica. Últimos modelos de esta selección en la que Angeli combina lo artesanal y lo digital para confeccionar, con un halo de misterio, unas composiciones que parecen proceder de otro mundo.



