Introducir la casualidad en su proceso de trabajo ha llevado a Keke Vilabelda (Valencia, 1986) a «dejar más espacio para la improvisación». Aunque ya había trabajado en ocasiones anteriores con el accidente, éste se ha convertido en el protagonista de su actual exposición en la Kir Royal Gallery. Como consecuencia, las 19 obras que conforman su nuevo proyecto abrazan «aquello que surge de manera imprevista y que no podemos planear». El artista genera piezas únicas, a partir de poner en relación fragmentos de obras pertenecientes a distintas series de su trayectoria. De este modo, el proyecto puede concebirse como una labor de «arqueología personal de mis propias piezas». Una práctica artística íntimamente ligada a la idea de acumulación, que ha dado lugar a los Estratos y Sedimentos del título de esta exposición, que podrá visitarse hasta el 18 de octubre.
Expoartemadrid: ¿Cómo definirías este proyecto dentro de tu trayectoria artística?
Keke Vilabelda: Este proyecto ha sido como una metáfora de mi propio trabajo, un proceso de mirar y pensar, más contemplativo, casi como si fuera un espectador de mí mismo. En esta ocasión, en lugar de empezar desde cero he trabajado con las huellas de mi propio trabajo. Para ello, he echado mano de algunos restos y sedimentos de mis piezas anteriores, muchas de ellas de mi última estancia en México, y los he puesto en contacto a fin de darle valor a los fragmentos y generar una obra nueva.
EAM: ¿Cómo ha afectado México a tu obra?
K.V: México es una ciudad en la que hay un choque de culturas muy fuerte y en la que sientes que todo cambia muy rápido, hasta el punto de que el paso del tiempo parece hacerse visible, a través de la contaminación, de las grietas (como las causadas actualmente por los daños del terremoto) y, en definitiva, de la inestabilidad que genera toda situación de precariedad. México me ha hecho evidenciar más en mi obra el paso del tiempo y dejar paso a una creación más azarosa, en la que cobra protagonismo el desgaste. Por este motivo he querido que, en esta ocasión, la propia pintura se abra y se rompa.
EAM: ¿Cuál ha sido el detonante que te ha llevado a crear las obras de esta exposición?
K.V: Han sido varios factores, no te sabría decir solo uno. En esta exposición no he trabajado con la fotografía, por ejemplo. México no es la ciudad más adecuada para ir con una cámara de fotos colgada del cuello, así que he buscado otras alternativas. No obstante, antes de realizar este proyecto ya había pensando en utilizar otros sistemas de registro, como pudo apreciarse en las obras de la exposición colectiva Casa-Estudio-Calle-Barrio en la que participé el año pasado. En esta exposición, en concreto, predominan las técnicas del frottage y el grattage, que tanto tienen que ver con la idea de roce. Cuando se superponen los distintos lenguajes se genera una fricción entre ellos, colisionan, igual que los choques de las distintas culturas en México. El proceso de trabajo que he seguido ha sido mucho más vivo, lo que me ha permitido experimentar situaciones inesperadas.
EAM: ¿Por qué has decidido utilizar en este proyecto nuevos materiales como los azulejos?
K.V: El tema de los azulejos forma parte precisamente de lo imprevisto, de esas cosas que planeamos pero que al final nunca salen como predecimos. Cuando regresé a Valencia en agosto desde México, venía con la idea de vivir en el estudio durante un mes para trabajar día y noche en esta exposición. Pero surgió un imprevisto. Poco tiempo antes había contratado a unos obreros para que realizaran un cuarto de baño en el estudio. Según habíamos acordado ellos finalizarían la obra el 31 de julio, para que yo pudiera entrar a trabajar el 1 de agosto. Al final, los albañiles no terminaron hasta el 31 de agosto, por lo que me vi obligado a pasar todo el mes trabajando con ellos. Los azulejos que he usado en esta exposición son los que sobraron de los que me pusieron en el baño. Esto enlaza con la idea de los restos y los sedimentos que tanto protagonismo tiene en la muestra.
EAM: ¿ Has realizado en el mes de agosto todas estas piezas?
K.V: Sí, aunque para ser preciso lo que me ha llevado un mes ha sido el proceso de ensamblado y el diseño de las dos piezas grandes, Tiles (la de los azulejos) y Concrete. Lo que hice en agosto fue buscar nuevas relaciones entre las piezas. Algunas son fruto de meses de trabajo en México y otras de varios años de trayectoria. Por ejemplo hay fragmentos de obras que realicé en Londres, hace ya seis años. Con este proyecto he querido sacar a la luz el altar de esos objetos que me han acompañado durante tanto tiempo y darles valor al convertirlos en obras de arte.
EAM: Con las dos obras de gran tamaño que mencionas, Tiles (2017) y Concrete (2017) has tapiado uno de los dos huecos que hay en uno de los tabiques de la galería, ¿cuál era el propósito?
K.V: Mi intención fue ganar espacio. Pensaba que tener dos pasos en ese muro generarían en la sala un circuito innecesario. La opción de realizar ‘pinturas’ murales que estuvieran insertadas en la propia arquitectura de la galería permitía que, a pesar de sus grandes dimensiones, las obras pudieran adaptarse al reducido tamaño de la sala. De este modo, he logrado crear unas piezas site-specific que me han permitido jugar con la fluidez del espacio de una manera que no resulta invasiva.
EAM: ¿Cuál va a ser tu línea de trabajo de ahora en adelante?
K.V: De alguna manera, este proyecto ha sido similar a un exorcismo. Me he quedado vacío, lo cual es perfecto porque tengo el terreno libre para empezar de nuevo. No obstante, los procesos al final son cíclicos y ser original conlleva volver al origen. Ahora mismo me encuentro en ese punto. Tengo ganas de recuperar otra vez la fotografía y de hacer más trabajos sobre cemento. En futuros proyectos seguro que vuelvo a incorporarlos. Durante mi próxima estancia en México, por ejemplo, me gustaría continuar con la fotografía.
EAM: ¿Cuánto tiempo vas a estar en México?¿Cuáles son tus futuros planes?
K.V: En unos días me voy a Casa Wabi, una residencia artística que tiene lugar en la costa de Oaxaca. Durante el mes y medio que dura la residencia, que además tiene como objetivo la interacción con la comunidad del entorno, me gustaría mostrar a la gente el concepto de reaprovechar y reutilizar los objetos a fin de transmitirles que cualquier material puede ser susceptible de convertirse en un objeto artístico o en el detonante de todo un proceso. Evidentemente, tendré que buscar nuevas formas de registro, que seguramente implicarán un contacto con la arquitectura rural y con el paisaje desde un punto de vista más botánico. Esto encaja también con la idea de que en el arte contemporáneo se puede trabajar con materiales que no son nobles, como el cemento o los azulejos. Después de la residencia tengo previsto quedarme un año más en México, porque me encanta aquello. Aunque quién sabe. Al final, las cosas nunca salen como las planeamos.





