Tabacalera Cantera

Obra de Alejandro Leonor en Tabacalera Cantera © Marina Fertré

Mark Twain decía que solían hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado. Cuatro han sido las que la residencia-taller Tabacalera Cantera ha concedido a once artistas para germinar proyectos inéditos entre las paredes del centro. Un espacio en el que los participantes han tenido que convivir a diario entre el 6 de octubre y el 6 de noviembre para madurar sus ideas. Superada la fecha, las obras de Julio Álvarez Bautista, Estíbaliz Barato, Carlos Calvo, Roberto Freire, Andrea Llop, Alejandro Leonor, Lorena Lorente, Juan Carlos Menchén, Alba Sanchidrián, Cristina Spinelli y José Carlos Vanegas Rivera se expondrán en Tabacalera hasta el 20 de noviembre.

Durante los próximos días los artistas atenderán a los visitantes con el objetivo de dar a conocer su trabajo y establecer vínculos con un público interesado y los distintos profesionales del mundo del arte. Una exposición en la que pueden apreciarse múltiples formatos, soportes y temáticas. Las piezas de algunos se han visto inevitablemente influenciadas por la historia y la arquitectura del propio centro: la Antigua Fábrica de Tabacos ubicada en el pintoresco barrio de Lavapiés, en el que ha tenido lugar esta residencia-taller. Es el caso de Cristina Spinelli, quien inspirada en la clandestinidad de las cigarreras productoras de tabaco en el barrio -contratadas por José Bonaparte a principios del siglo XIX para trabajar en el edificio- contrapone la persecución de los manteros, que actualmente ocupan las calles de la zona, con la buena acogida que recibe el individuo con poder económico.

Por ahora, solo puede contemplarse un loop de dos minutos proyectado sobre una manta, donde se muestra un plano fijo de la fachada parcialmente cubierta de un hotel en obras que están construyendo en la zona. Trabajo que se completa con la visualización del resto de tomas grabadas en el entorno. No obstante, la intención de Spinelli es realizar «un proyecto de colaboración con los manteros» aunque es consciente de que «es una relación que tengo que ir construyendo poco a poco», precisa. Su objetivo final es «lograr grabar a la gente desde la manta de uno de los puestos y presentar un documental acerca de la acción de asomarse a consumir, proyectado a su vez sobre una manta», explica.

La arquitectura del edificio también está presente en la obra de Julio Álvarez Bautista, que recrea en 3D la Tabacalera como escenario de su videojuego. A través de un recorrido por los rincones de esta realidad virtual analiza «los efectos secundarios que producen los videojuegos en la identidad masculina». Una experiencia que vive en primera persona con «la construcción tridimensional de mi propio alter ego que recorre las distintas estancias donde se descubren mensajes que cuestionan la naturaleza de mi propia identidad alternadas con episodios traumáticos de bullying homofóbico».

Lo particular de este videojuego es que carece de niveles ya que «al pasar de fase nos olvidamos de manera catártica de nuestros problemas personales. Al omitir ese punto de evasión, el jugador desemboca en la frustración, y es en ese momento, cuando se produce el punto álgido del proyecto», aclara. Además, Álvarez Bautista nos presenta otra pieza audiovisual llamada Moratoria donde se enfrentan la identidad virtual y la real en una videoacción protagonizada por él mismo.

El tema de la identidad abre también un debate en obras de otros artistas como las de Alejandro Leonor, que trata con humor los estereotipos de la masculinidad explorando las situaciones de conflicto vividas desde su condición de varón. «A lo largo de su vida el hombre tiene que pasar por una serie de rituales para ser aceptado socialmente, si no, no es admitido del todo o varía considerablemente su relación con el entorno social». Leonor realiza tres instalaciones en tres estancias, unas antiguas duchas, que desde el primer instante atraen por su sugerente iluminación en azul, amarillo y rojo, respectivamente.

Otro elemento distintivo de su obra es la cinta aislante con la que cubre las paredes de las diminutas estancias. La primera de ellas, la sala azul presenta los efectos nocivos del mito del príncipe azul. La amarilla, la superficialidad de una apariencia estructurada en base al estereotipo de conducta que elabora nuestra sociedad. Por último, la roja expresa la dificultad de encontrarse a uno mismo a causa de los prejuicios culturales que nos transmiten desde niños.

En esta muestra las inquietudes de los artistas no se circunscriben únicamente al entorno inmediato, sino que también aluden al ámbito global. En este contexto se enmarca el proyecto de Estíbaliz Barato donde «diferentes países son acotados a partir de la unión de códigos postales consecutivos». Unas representaciones que realiza a base de papel diapost y un hilo con el que cose los puntos geográficos correspondientes a cada código desvelando una nueva red. «Quiero averiguar los parámetros que determinan ese orden porque hay relaciones bastante interesantes en cuanto a los saltos geográficos que se producen». Y es que en una cadena de códigos postales de un país puede haber un tramo que pertenezca a un territorio del otro lado del mundo. Es por ello que estas relecturas que produce Estíbaliz de Francia, Italia, Portugal y Alemania aparecen formadas por series de hilos diferentes.

Un proyecto, que acompaña con otra serie de piezas diseñadas «a partir del estudio de la desfragmentación de residuos y la construcción de los mismos regenerando la geometría que los compone con diversos materiales». Distintas coordenadas entran en juego en un trabajo que representa el carácter poliédrico de esta exposición, donde cada uno de los once artistas establece su propia relación con el medio que le rodea y cuestiona las variables que definen su entorno. Una serie de ejercicios desarrollados en tiempo récord donde tenemos la oportunidad de realizar un seguimiento del artista día a día y asistir como público a la evolución de su obra desde el origen hasta la exposición final. Espontaneidad y trato directo que hacen apasionante la experiencia de adentrarse a conocer Tabacalera Cantera.

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Obra de Cristina Spinelli en Tabacalera Cantera © Marina Fertré
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Obra de Julio Álvarez Bautista en Tabacalera Cantera © Marina Fertré
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Obra de Estíbaliz Barato en Tabacalera Cantera © Marina Fertré
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Obra de José Carlos Vanegas Rivera en Tabacalera Cantera © Marina Fertré
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Obra de Andrea Llop en Tabacalera Cantera © Marina Fertré