Retorno a la belleza

Giorgio de Chirico , Plaza de Italia (1924-25) © Cortesía Fundación Mapfre

El anhelo de conquistar un tiempo pasado ha sido el motor de creación que ha dado origen a las obras de un gran número de artistas y escritores. Entre ellas, las más de cien pinturas que integran Retorno a la Belleza. Obras maestras del arte italiano de entreguerras, título de la exposición con la que la Fundación Mapfre, en colaboración con el Museo di Arte Moderna e Contemporanea di Trento e Rovereto, pone el broche de oro a su ciclo dedicado a la pintura italiana. En 2013, pudimos contemplar Macchiaioli. Realismo impresionista en Italia en la misma sala (Paseo de Recoletos, 23) y, el año pasado, Del divisionismo al futurismo. El arte italiano hacia la modernidad.

En esta ocasión, la muestra pone el foco en la producción de los artistas que, en la segunda y tercera década del siglo XX, volvieron su mirada al pasado evocador de la tradición clásica y renacentista. Un arte que dio la espalda al caos de la vanguardia y se refugió en la recreación de atmósferas que estuvieran diseñadas siguiendo los ideales de orden y armonía de los cánones clásicos. Bajo este contexto, la Fundación Mapfre exhibe hasta el 4 de junio, una selección de obras que ilustra las tres corrientes fundamentales que tuvieron lugar durante este periodo: la Pintura Metafísica, el grupo Novecento y el Realismo Mágico (término acuñado en 1925 por el crítico alemán Franz Roh).

El recorrido expositivo comienza con un acercamiento a la Pintura Metafísica a través de las obras de sus autores más representativos: Giorgio de Chirico (su precursor en el año 1910), su hermano Alberto Savinio, Carlo Carrà, Filippo de Pisis y Giorgio Morandi. No fue hasta el año 1915, cuando tuvo lugar en Ferrara la consolidación de esta corriente artística, caracterizada por la representación figurativa de un mundo onírico y desolado a partir de yuxtaposiciones de objetos, inconexos en su apariencia, pero con un valor simbólico intrínseco que hilvana el lenguaje metafórico de la pieza. Ejemplo de ello son: Plaza de Italia (1924-25) de Chirico y Composición TA (1916-1918) de Carrà. Sin embargo, aunque este movimiento contó con el apoyo divulgativo de la revista Valori plastici, llegó a su fin en los años veinte cuando sus artistas comenzaron a sentirse atraídos por el clasicismo moderno.

Tras la Gran Guerra, la vuelta al orden fue tendencia artística en toda Europa. Por eso no es de extrañar que aquellos pintores que plasmaron en sus cuadros la pompa y el arcaísmo del Clasicismo y el Renacimiento italiano, contasen en los años 20 con el apoyo institucional. Más aún si este grupo de artistas, denominado Novecento, emerge en el año 1922 en torno a la figura de la crítica de arte veneciana Margherita Sarfatti, por aquel entonces amante de Mussolini. Serán clave en este periodo las composiciones de Mario Sironi, Leonardo Dudreville, Achille Funi, Anselmo Bucci, Ubaldo Oppi, Piero Marussig y Gian Emilio Malerba, muchas de las cuales se centran en la representación de la figura humana como metáfora del pasado eterno. Un buen ejemplo es el óleo sobre lienzo titulado El arquitecto (1922-23) de Mario Sironi.

Una de las consecuencias del arte cultivado por estos pintores que volvieron a la tradición, fue la ferviente popularidad de géneros como el retrato, la naturaleza muerta, el paisaje (tanto rural como urbano) y el desnudo. De este último será especialmente representativa la pieza titulada Concierto (1924), realizada por Felice Casorati, uno de los integrantes del Realismo Mágico.  En esta obra, Casorati dibuja a un grupo de mujeres con un lenguaje puro y despojado de todo decorativismo. La dimensión mágica será originada a partir de su estética clásica reinterpretada desde la modernidad del presente.

Otros autores que también estarán ligados a este movimiento serán Antonio Donghi, Ubaldo Oppi y Cagnaccio di San Pietro. Especial atención merece de este último La partida (1936), lienzo exhibido en el último tramo de la segunda planta que hace referencia a la senectud con la escena de una pareja de ancianos de mirada distante en un muelle. Las representaciones de carácter alegórico, serán usuales dentro este colectivo, que tratará simbólicamente en sus obras las diferentes etapas de la vida y la maternidad. A lo largo de la exposición podrán contemplarse, además, las obras de otros artistas que, aunque no se vinculen directamente a ninguna de las tres corrientes, sintonizarán con su poética. Es el caso de Pompeo Borra, Massimo Campigli, Gisberto Ceracchini o Marino Marini. Además, no hay que olvidar mencionar la presencia de bustos esculpidos en bronce, yeso y mármol, que completan este viaje de ida y vuelta por la belleza y armonía propias de la tradición italiana.

Ciclo de conferencias: ¡Entrada libre hasta completar el aforo!
-Lunes 8 de mayo: Beatrice Avanzi / Daniela Ferrari El Novecento italiano, una conversación
-Martes 9 de mayo: Pablo Jiménez Burillo / Leyre Bozal La vuelta al orden, un lenguaje internacional
-Miércoles 10 de mayo: Rafael Argullol La gran tradición: Renacimiento y Vanguardia
-Jueves 11 de mayo Carlos García-Alix Sironi en España

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Carlo Carrà, Composición TA (1916-1918) © Cortesía Fundación Mapfre
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Mario Sironi, El arquitecto (1922-23) © Cortesía Fundación Mapfre
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Felice Casorati, Concierto (1924) © Cortesía Fundación Mapfre
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Cagnaccio di San Pietro, La partida (1936) © Cortesía Fundación Mapfre