Rubén Martín de Lucas: «Una vida vale más que cualquier bandera»

Rubén Martín de Lucas en la exposición Iceberg Nations © Marina Fertré

El continente europeo está dividido aproximadamente en cien fronteras, y más de la mitad no tienen ni medio siglo. Nacieron al desmoronarse el bloque del Este. Unas líneas de discordia, que muchas veces ni siquiera coinciden con la frontera natural de los Estados. La mayoría, son construcciones culturales producto de los rencores del pasado. Un pasado muy reciente, si se tienen en cuenta los más de 200.000 años que el Homo sapiens lleva habitando la tierra. En la exposición Iceberg Nations descubrimos que doce nuevas fronteras han sido creadas en nuestro continente este mismo año. Durante el mes de junio Rubén Martín de Lucas (Madrid, 1977) viajó a Groenlandia para conquistar doce nuevos territorios y ahora nos muestra su aventura entre las paredes de la AP Gallery, donde presentó hace tres años su proyecto Stupid Borders.

El interés del nuevo trabajo de Martín de Lucas reside en lo absurdo de querer conquistar lo efímero. A lo largo de las paredes de la galería cuelgan doce imágenes. En todas ellas se puede contemplar una bandera, fabricada por el propio artista, que ondea sobre una superficie helada que se derrite. «La idea era utilizar el iceberg como metáfora de nación, con la ironía de que está condenada a diluirse en unos días o en unas pocas semanas«, afirma el artista. En todas ellas se muestra una vista aérea del paisaje captada por un dron. Para ello, el artista ha necesitado la ayuda del joven director y realizador de fotografía Fernando Martín Borlán, que ya ha trabajado con él en otras ocasiones. El protagonista que aparece en las imágenes es Hilo Moreno, el expedicionario que ha hecho posible que ambos pudieran llevar a cabo el proyecto. «Es un experto que ha realizado numerosas expediciones por las regiones polares, no solo en el Polo Norte sino también en el Sur. Todos los años pasa los cuatro meses de la temporada de verano en la base española Juan Carlos I en la Antártida».

También fue Moreno el que les recomendó Groenlandia. «Estuvimos barajando distintas localizaciones: como el campo de hielo de la Patagonia sur, Islandia, el sur de Chile, pero al final él pensó que el mejor sitio era Groenlandia porque allí la masa de hielo puede tener entre 0 y 100.000 años. Para el proyecto resultaba todavía más paradógico llamar nación a una superficie de hielo milenario justo cuando está a punto de derretirse«. El equipo llegó a la gigantesca ínsula danesa -cuatro veces la superficie de España- en el primer vuelo internacional desde Copenhague de la temporada veraniega y estuvo filmando y capturando imágenes durante diez días. Para desplazarse por el agua hacían uso de una Zodiac o de dos piraguas. «Acercábamos a Moreno hasta las plataformas de hielo para que pudiera subir a clavar la bandera e inmediatamente nos alejábamos para grabar el paisaje. Todos íbamos vestidos con un neopreno y él llevaba un traje seco por si en alguno de los intentos se caía al agua helada. Aunque no hubo ningún incidente en este sentido».

Además, la exposición se completa con otras cuatro obras. Una instalación de vídeo con siete pantallas -aunque se puede ampliar hasta once- en las que se muestran durante uno o dos minutos las mismas panorámicas retratadas en las fotografías pero, en esta ocasión, sin la figura de su conquistador. En la sala de al lado, hay colgado un tríptico de gran tamaño en el que las 193 banderas de los países reconocidos por la ONU acaban cubiertas por una mancha de pintura negra y, en la planta de arriba, encontramos un díptico que reza «Toda nación es efímera». Por último, también se presenta un documental que ayudar a construir y a cerrar el discurso del proyecto expositivo. «Quiero que la gente reflexione sobre el concepto de nación y sobre cómo las estructuras de poder lo han utilizado para manipularnos», confiesa Martín de Lucas. El artista define este constructo como: «Una idea abstracta, una construcción mental, que no tiene esa entidad que a priori todos le otorgamos, y que se usa para fines administrativos u organizativos que encierran una violencia terrible». Cuando visiten esta exposición no se dejen seducir por la belleza del paisaje. Su clima es hostil y los contornos de los icebergs se asemejan al filo de una navaja: la guerra de las fronteras. Parafraseando a Chillida, Martín de Lucas concluye: «Una vida, cualquier vida, vale más que una bandera, cualquier bandera».

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Vista de la vídeo-instalación de Rubén Martín de Lucas en AP Gallery © Marina Fertré
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Iceberg Nations © Rubén Martín de Lucas
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Iceberg Nations © Rubén Martín de Lucas
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Iceberg Nations © Rubén Martín de Lucas
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Vista de la exposición de Rubén Martín de Lucas en AP Gallery © Marina Fertré
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Vista de la exposición de Rubén Martín de Lucas en AP Gallery © Marina Fertré
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Vista de la exposición de Rubén Martín de Lucas en AP Gallery © Marina Fertré
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Vista de la exposición de Rubén Martín de Lucas en AP Gallery © Marina Fertré