Comisarios: Marie-Paule Vial y Pablo Jiménez Burillo

A lo largo de la historia, el mar Mediterráneo ha sido la cuna de inspiración para muchos artistas. Un gran número de ellos fue a pintar, como canta Serrat: «Cerca del mar, porque yo nací en el Mediterráneo». A nivel expositivo, el Mediterráneo también se ha convertido en el protagonista de la muestra, que la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre aloja hasta el 13 de enero bajo el título Redescubriendo el Mediterráneo. Un recorrido por 138 obras ,que ofrece la visión del Mediterráneo desde las orillas de las costas españolas, francesas e italianas de la mano de 41 artistas.

Dentro de la selección de Españoles, no podía faltar Joaquín Sorolla (Valencia, 1863-Madrid, 1923) que pasaba largas temporadas junto al mar, donde realizó sus pinturas más famosas como ¡Al agua! (1908). Uno de sus lugares favoritos fue la costa de Jávea, que definió como «sublime, inmensa, lo mejor que conozco para pintar», de la que encontraremos algunos cuadros en la exposición como Rocas de Jávea y el bote blanco (1905).

El Mediterráneo también atrajo a principios de siglo XX a un gran número de artistas afincados en Cataluña y en los pueblos de sus costas. Salvador Dalí (Figueras, 1904- 1989) pintó en Cadaqués, su segundo hogar desde la infancia, obras como Bañistas de Es Llaner (1923), que se encuentra en la exposición al lado del lienzo de gran formato Tormenta en la playa (c. 1925-1930) del artista Hermen Anglada Camarasa (Barcelona, 1871 – Mallorca, 1959), establecido en Mallorca tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, donde pintó un gran número de vistas del paisaje insular. En esta sala, además, destacan los grandes y coloridos lienzos de Joaquim Mir (Barcelona, 1873 – 1940), como Posta de sol (1903) o Torrent de Pareis que pintó en Mallorca en el año 1902.

Para los maestros italianos del periodo de entreguerras, el Mediterráneo se convirtió en una referencia al arte de aquel pasado clásico y glorioso. Unos ideales que en aquella época estuvieron representados en las publicaciones de la revista Valori Plastici en la que colaboraron, entre otros, Carlo Carrà (Quargnento, 1881 – Milán, 1966) y Giorgio de Chirico (Volos, Grecia, 1888 – Roma, 1978), de los cuales encontramos obras como La Barca (1928) de Carrà y el inconfundible Las Musas (1927) de Chirico.

Las costas del territorio francés contarán con una importante presencia en la exposición, con artistas como Claude Monet (París, 1840 – Giverny, 1926), que pintó el brillo de la luz sobre las olas que chocaban contra el Cabo de Antibes en el lienzo La Méditerranée (1888). El entorno de la Provenza y de la Costa Azul fue el punto de reunión de un gran número de artistas que se desplazaban a pintar al sur en sus vacaciones de verano. Un ejemplo, es Paul Signac (París, 1863 – 1935), que retrató con su colorida paleta el paisaje del puerto de Marsella, L’Entrée du port de Marseille (1911). Incluso algunos artistas, como Pierre Bonnard (Fontenay-aux-Roses, 1867 – Le Cannet, 1947), terminaron por instalarse definitivamente en ciudades como Le Cannet, donde realizó el lienzo La terraza soleada (1939-1945).

Otro célebre artista que se sintió atraído por el sur de Francia fue Henri Matisse (Le Cateau-Cambrésis, 1869 – Niza, 1954). A principios del siglo XX, pasó una temporada en Saint-Tropez junto a Signac, sumido en el influjo del divisionismo. De esta etapa son obras como la bella pintura Figura con sombrilla (1905), presente en la exposición, donde unos puntos de vivos colores marcan la silueta de una mujer contemplando el paisaje costero bajo una sombrilla. Al final de su vida, Matisse se mudó a Niza y permaneció allí hasta el fin de sus días creando sus obras más intimistas, como Bodegón con granadas (1947). A nivel compositivo, esta obra conecta con la de otro de los grandes artistas de la exposición: Los pichones (1957) de Pablo Picasso (Málaga, 1881-Mougins, 1973). Aunque el pintor falleció en su mansión de Mougins, su casa-taller La Californie, en Cannes, fue quizás la más famosa. Allí pintó Los pichones y numerosas panorámicas de la bahía, como el lienzo Bahía de Cannes (1958).

Aunque la mayoría de obras de la exposición muestran el entorno costero y marítimo, también encontramos paisajes y escenas de interior. Ejemplos de ello son: Las caravanas, campamento gitano cerca de Arlés (1888) dibujado por las densas pinceladas de Vincent van Gogh (Zundert, Holanda, 1853- Auvers-sur-Oise, Francia, 1890), el óleo de la Montaña Sainte-Victoire (c.1887-1890) realizado por Paul Cézanne (Aix-en-Provence, Francia, 1839-1906) o el colorido Paisaje en L’Estaque (1906) de Georges Braque (Argenteuil-sur-Seine, 1882 – París, 1963), ejemplo del movimiento fauvista. En esta enumeración se mencionan algunas de las obras que se pueden admirar a lo largo de este recorrido cargado de luz y color que revive los años dorados del Mediterráneo y en el que, por unos momentos, creemos estar: «cerca del mar, porque yo…nací en el Mediterráneo».