#MujeresArtistas fundamentales de la #Vanguardia rusa

A principios del siglo XX, las mujeres artistas rusas galoparon por la senda de las últimas tendencias, explorando las Artes en todas sus expresiones culturales. No solo siguieron las lecciones de sus maestros, sino que fueron artífices de lo nuevo. Su empoderamiento intelectual continúa siendo a día de hoy un ejemplo de valentía por su fecunda aportación de conocimientos y por la defensa de sus ideales, en una época en la que Rusia padeció un largo y convulso enfrentamiento sociopolítico. Sin embargo, su Arte logró conquistar ese espacio de libertad que tanto ansiaban, conformando uno de los legados más ricos e interesantes de las vanguardias, aunque continúa siendo uno de los más desconocidos. Por suerte, en Madrid tenemos la oportunidad de contemplar de cerca algunas de sus obras en las exposiciones tituladas Pioneras. Mujeres de la vanguardia rusa y De Chagall a Malévich, que tienen lugar en el Museo Thyssen (hasta el 16 de junio) y en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre (hasta el 6 de mayo), respectivamente.

Tras varios siglos de expansión territorial, el Imperio Ruso comenzó a desmoronarse a inicios del XX. La guerra librada en Oriente contra Japón acabó en catástrofe en el año 1905, mientras en el interior del país las cosas tampoco iban mejor. El día 9 de enero del calendario juliano, obreros y campesinos que se manifestaban por una mejora de las condiciones laborales, fueron violentamente asesinados por las tropas del zar Nicolas II. Este acto, conocido como el Domingo Sangriento, desencadenó la alerta en el resto del país y llevó a la clase trabajadora a salir en masa a la calle para protestar contra los abusos del zar, al que no le quedó más remedio que firmar, a finales de ese mismo año, un manifiesto que sellaría el fin del absolutismo en Rusia. A partir de entonces su poder se vería fuertemente cuestionado.

Bajo esta atmósfera de inestabilidad social y política vivieron su adolescencia y juventud las artistas rusas de vanguardia, creando obras de destacada relevancia sin dejar de lado sus raíces, fuertemente asentadas sobre el imaginario de la iconografía popular. Un acervo cultural claramente perceptible en los lienzos de Natalia Goncharova (1881-1962), como El baño de los caballos (1911), representativa de los principios teóricos de La Sota de Diamantes. Este grupo, de influencia cézanniana y fauvista, fue fundado en 1910 por ella y su compañero de vida Mijaíl Lariónov y estuvo integrado por otros artistas como Alexandra Exter (1882-1949). Sin embargo, dos años más tarde Goncharova y Lariónov abandonarían el grupo para crear La Cola del Asno, afín a un estilo neoprimitivista que buscaba inspiración en Oriente y se alejaba de las modas de la pintura francesa.

Y es que la pintura del gran maestro Cézanne, junto a la de Matisse, y el postimpresionismo francés en general, tendría una gran repercusión en el arte de vanguardia ruso. Como la tuvo también el cubismo de Picasso, Metzinger y Gleizes, el futurismo de Marinetti, el raudo fauvismo o la corriente expresionista alemana Der Blaue Reiter. Gran parte de esta influencia la adquirieron los artistas en sus viajes a París, la capital europea del arte, y también a Italia o Alemania. A su regreso a Rusia, desarrollaban su arte siguiendo los fundamentos adquiridos fuera de las fronteras de su país, completándolas con sus propios matices culturales. A pesar de no formar grupo, muchas de las mujeres artistas mostraron sus obras en las mismas exposiciones colectivas, como Tranvía V en Petrogrado (actual San Petersburgo) en 1915. También coincidieron en los estudios de sus maestros, por ejemplo, Liubov Popova (1889-1924), Varvara Stepánova (1894-1958), Nadeshda Udaltsova (1886-1961) y Olga Rózanova (1886-1918), en el del pintor ruso Konstantin Yuon en Moscú. Y cómo no, durante sus estancias en París.

La vanguardia artística en París y su eco en la Rusia comunista

Los primeros años del siglo XX fueron testigo de los grandes avances en el ámbito de la comunicación y en el desarrollo de los medios de transporte. Comenzaron a popularizarse el teléfono y la radio, se expandió la red de ferrocarril y se produjeron importantes novedades en el mundo del motor: la moto despertó gran fascinación frente a la bicicleta y las calzadas comenzaron poco a poco a poblarse de automóviles. París se consolidó como máximo exponente en el mundo del arte y como la ciudad a la que todos los artistas deseaban viajar para conocer de primera mano el epicentro de las vanguardias. Exter, Sonia Delaunay (1885-1979), Udaltsova y Popova, que pertenecían a familias de la nobleza rusa y contaban con notables recursos, no dudaron en ampliar su formación en el ambiente parisino y pasar allí largas temporadas. Antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, Exter tomó clases en la Académie de La Grande Chaumière; y Popova, Udaltsov y Delaunay en la Académie La Palette. Esta última, además, residió en la capital francesa la mayor parte de su vida, excepto durante los años del conflicto bélico, que permaneció en España junto a su marido el pintor Robert Delaunay, del que tomó el apellido. Pudieron regresar de nuevo a Francia en 1921.

En los años previos a la Gran Guerra, la pintura de estas artistas estaría dominada por el cubismo y el futurismo. Ejemplos de ello son cuadros cubistas como Naturaleza muerta (1913) de Exter. La diversidad y el desarrollo de manera paralela de muchos de los movimientos de vanguardia dio lugar, en el contexto ruso, a corrientes híbridas como el cubofuturismo, del que son representativas pinturas como El velocipedista (1913) de Goncharova, Hombre + Aire + Espacio (1913) de Popova o Restaurante (1915) de Udaltsova. Este movimiento coexistió también con otro menos conocido internacionalmente, el llamado rayonismo, cuyo fundador teórico fue Lariónov, que lo definió como la unión del cubismo, el futurismo y el orfismo. Sin embargo, la primera en plasmar esta nueva tendencia sobre el lienzo fue su compañera Goncharova con Lirios rayonistas (1913).

La Primera Guerra Mundial llevaría a muchos artistas a refugiarse en la abstracción, de la que el también ruso Vassily Kandinsky fue el gran precursor. Dejando atrás sus obras figurativas pintadas bajo los principios del grupo Der Blaue Reiter, que fundó junto a Franz Marc, se quedó solo con los colores para crear composiciones geométricas inspiradas en su pasión por la música y los fundamentos desarrollados en su obra teórica De lo espiritual en el arte (1911). Udaltsova y Popova beberán de esta tendencia y unos años más tarde diseñarán sus Arquitecturas pictóricas basándose en la superposición de las distintas formas de color. La abstracción más radical surgió en 1913 de la mano de Kazimir Malévich, que redujo al máximo sus elementos convirtiéndose en pionero de un nuevo movimiento: el suprematismo, con pinturas tan representativas como Cuadrado negro sobre fondo blanco (1915). Esta simplificación de formas tendrá gran influencia en la obra de Rózanova, que formó parte del grupo Supremus, fundado por Malévich en 1916, y al que se unieron también Popova y Udaltsova.

Mientras tanto, la situación política se hacía cada vez más tensa y, en 1917, el país vivió su transformación más radical. El 27 de febrero del calendario juliano se produjo la caída del régimen zarista y Nicolás II fue derrocado. Unos meses más tarde, en octubre, Lenin  tomó el poder e instauró un gobierno bolchevique de ideología comunista. Artistas como Rózanova se implicaron en la llamada Revolución de Octubre de la mano de iniciativas culturales y sociales como la Proletkult o la celebración del Primero de Mayo. Lamentablemente, su carrera finalizó prematuramente al morir de difteria en Moscú a los treinta y dos años. Durante aquella época comenzaba a gestarse en el mundo del arte un nuevo movimiento artístico, el constructivismo, que se popularizó a principios de los años 20, en plena guerra civil rusa. Stepánova y su marido Aleksandr Ródchenko formaron parte de este movimiento junto a Exter y Popova, llevando la abstracción a su dimensión arquitectónica bajo la influencia del intenso proceso de industrialización que vivía el país. Los cuatro, junto a Alexandr Vesnín, presentaron sus obras en la exposición 5 x 5 = 25 (5 artistas cada uno con 5 obras), celebrada en Moscú en 1921, que sentó los principios de la estética constructivista. Desgraciadamente, la carrera de Popova también culminaría demasiado pronto. En 1924, la artista falleció de escarlatina en Moscú a la temprana edad de treinta y cinco años.

El fulgor de las Artes

Las nuevas inquietudes sociales de la época se reflejaron en todas las disciplinas culturales. Estas artistas no se conformaron con representar sus ideas únicamente a través de la pintura, sino que, además, las llevaron con éxito a otros campos como el teatro, la poesía, la moda, la fotografía, la ilustración o el cine.

En el ámbito de la moda una de las más célebres fue Delaunay, que empezó a dar a conocer sus diseños en Madrid donde se estableció junto a su marido durante la mayor parte de la Primera Guerra Mundial. Necesitaba obtener ingresos, ya que tras la Revolución de Octubre dejó de percibir el dinero que su familia le mandaba desde Rusia. Al ver la buena acogida de sus textiles y objetos decorativos decidió continuar con la promoción de sus creaciones después de su regreso a París. Inspirada por la luz de la península ibérica y los vivos colores de los tejidos propios de los trajes regionales y la esencia flamenca del sur, realizó unas vestimentas alegres que prestaban gran atención al juego geométrico de las formas y los volúmenes. También se aventuraron en el mundo de la moda las artistas Stepánova y Popova. En 1923, comenzaron a trabajar juntas en la producción de sus creaciones para la primera fábrica textil estatal rusa, ubicada en Moscú, cosechando gran popularidad, especialmente cuando inventaron el prototipo de traje de trabajo productivista común a todos los oficios, del crearon versiones en distintas telas y colores. Desafortunadamente, Popova no pudo saborear el éxito a causa de su inesperado fallecimiento al año siguiente.  Stepánova, en cambio, empezó a dar clases de moda ese mismo año en la sección textil de los Vjutemás, los talleres de diseño industrial y artístico del estado. Además, en 1925, tuvo la oportunidad de  presentar sus diseños en el pabellón soviético de la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París.

Las vestimentas también jugaron un papel de gran relevancia en el teatro y en los Ballets Rusos. Muchas artistas demostraron verdadera pasión por ambas disciplinas implicándose en la modernización de los trajes, el atrezo  y la escenografía teatral. Alexander Tairov, fundador y director artístico del Teatro de Cámara de Moscú, confió a mujeres como Exter el diseño del decorado y los trajes de los actores en las tragedias Salomé de Wilde y Romeo y Julieta de Shakespeare. En esta última también contribuyó Popova. Por su parte, Stepánova diseñó los decorados de La muerte de Tarelkin de Aleksandr Sujovó-Kobylin, que supusieron todo un triunfo escénico constructivista en el Teatro Meyerhold, y Goncharova, que mantuvo una gran amistad con Serguéi Diáguilev -el fundador en París de los Ballet Rusos-, confeccionó la escenografía y las prendas para El gallo de oro, la ópera original de Nikolái Rimski-Kórsakov, que se estrenó con gran éxito en la capital francesa en 1914. Fue gracias a la invitación que su amigo Diáguilev le realizó un año más tarde, cuando Goncharova y Lariónov lograron escapar de Rusia y establecerse definitivamente en París. En Francia, también estuvo Delaunay implicada en proyectos teatrales y cinematográficos. Por ejemplo, fue la encargada de diseñar el vestuario de la serie de películas Le p’tit Parigot (1926) dirigidas por René Le Somptier.

El arte de este grupo de mujeres alcanzó su faceta más literaria de la mano de las poesías-pinturas de Rózanova, inspiradas en la obra de Aleksei Kruchenykh, uno de los poetas más radicales del futurismo ruso e inventor del zaum en 1913. El término procede del prefijo za- (más allá) y del nombre um (mente) y hacía referencia a un proceso transracional para organizar los sonidos y crear así palabras de significado abierto. Además, Rózanova elaboró libros-objeto, como La pléyade de las palabrotas (1913) y escribió ensayos y poemas transracionales. Otras artistas también trabajaron en el mundo literario, como Goncharova, que ilustró libros en París, y Stepánova, que sirvió a sus ideales políticos a través de esta disciplina realizando junto a su marido las ilustraciones de la revista URSS en Construcción, entre 1933 y 1941. Además, la pareja editó álbumes de fotografía, como El Ejército Rojo o Marcha de la juventud, con objeto de ensalzar el poder del pueblo soviético.

La diversidad de campos explorados por cada una de estas mujeres demuestra su alto grado de compromiso artístico y social. Movilizadas por sus inquietudes culturales y políticas desarrollaron una trayectoria polifacética e interdisciplinar que las catapultó hasta la cima de la transgresión y la innovación propias del efervescente periodo de vanguardias. Su talento omnímodo iluminó el oscuro paisaje sociopolítico de la Rusia de principios del siglo XX con un resplandor que todavía perdura.

1-NataliaGoncharova-ArteRevolucion-FundacionMapfre-Expoartemadrid
Natalia Goncharova, El baño de los caballos (1911) © Marina Fertré
2-AlexandraExter-ArteRevolucion-FundacionMapfre-Expoartemadrid
Alexandra Exter, Naturaleza muerta (1913) © Marina Fertré
3-NataliaGoncharova-ArteRevolucion-FundacionMapfre-Expoartemadrid
Natalia Goncharova, El velocipedista (1913) © Marina Fertré
1-NadiezhdaUdaltsova-ArteRevolucion-FundacionMapfre-Expoartemadrid
Nadiezhda Udaltsova, Restaurante (1915) © Marina Fertré
2-NataliaGoncharova-ArteRevolucion-FundacionMapfre-Expoartemadrid
Natalia Goncharova, Lirios rayonistas (1913) © Marina Fertré
2-LiubovPopova-ArteRevolucion-FundacionMapfre-Expoartemadrid
Liubov Popova, Arquitectura pictórica (Bodegón: Instrumentos) (1915) © Marina Fertré
1-OlgaRozanova-ArteRevolucion-FundacionMapfre-Expoartemadrid
Olga Rózanova, Composición no objetiva (1916) © Marina Fertré
1-VarvaraStepánova--ArteRevolucion-FundacionMapfre-Expoartemadrid
Varvara Stepanova, Jugadores de billar (1920) © Marina Fertré
2-SoniaDelaunay-ArteRevolucion-FundacionMapfre-Expoartemadrid
Sonia Delaunay, Vestidos simultáneos (Tres mujeres, formas, colores) (1925) © Marina Fertré